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Cortijo Casablanca

Se trata del granero del marqués de Estepa y fue construido en 1687.

Se trata de un edificio cerealista implantado en un olivar joven. Está abandonado y en proceso de ruina, pese a su extraordinario interés. Se trata del granero del marqués de Estepa. Fue construido, según se desprende de una lápida tallada al efecto, en 1687, que los autores del Catálogo de la Provincia encontraron en el Cortijo del Marqués: «Por mandado de Su Magestad y se... su Presidente y Oidores de la Real Chancillería de Granada se hicieron estos graneros para que encierre sus grano el Excmo. Sr. Marqués de la villa de Estepa siendo Administrador... Alonso Josefe... Año 1687». Semejante obra de arquitectura responde a una acuciante necesidad alimentaria o crediticia, sentida, sin duda, a consecuencia de la grave crisis de los años 80. Una década más tarde, en 1695, aparece registrado el Cortijo de Casablanca como parte de la compra que hizo –junto con el de los Chacones– el presbítero de Alameda, don Francisco Delgado Torres, pasando luego, en 1730, por cesión al convento de la Trinidad de Antequera. Es un prisma rectangular, con dos plantas y tres naves separadas por dos líneas de pilares con seis arcos cada una. Una rampa de ladrillos favorece el descenso al piso inferior que, como el superior, al que se accede por el lateral opuesto, sirvió para almacenar el grano. La fábrica es de tapial con refuerzo de mampuesto y fi na cantería en los vértices, el suelo de cantos rodados y el forjado sostenido por una viguería abundante, corta y de escasa separación entre las unidades. Bajo el alero del tejado aparece el típico pico de paloma. Tiene siete contrafuertes apoyados en uno de los lados mayores del rectángulo y en los menores, extraordinariamente robustos los de la cabecera, que resisten el empuje de la arquería, pues son tres, uno por cada línea de arcos. Pese a todo, el atirantado evidencia la tremenda masa de grano que se recogía en el lugar. La edificación tuvo un gran valor para su propietario, como se deduce no sólo de la dimensión del edificio sino del hecho de que lo celebrase con la inscripción citada, cual si de un monumento se tratara. Los vínculos de la Casa de Estepa con Granada se remontan al siglo XVI, cuando el marqués de Armuña establece allí sus reales. No sorprende la alusión a la Chancillería granadina.