Hacienda en la que se han encontrado restos arqueológicos romanos
Una sencilla preportada situada junto a la carretera, indica la cercanía del caserío. Se accede al patio principal mediante una portada de poco interés protegida por un tejaroz. En el centro del patio, perfectamente empedrado, se encuentra un pozo con brocal barroco en cuyo frente tiene un reloj de sol. A ambos lados de la portada y dando al patio, se encuentran las viviendas para el casero y el capataz.
Al lateral izquierdo queda el molino aceitero con torre contrapeso rematada en cubierta de tejas a cuatro aguas con pinaculillo fechado en 1776 y remate de veleta. Al fondo queda el señorío en dos plantas con jardín trasero y sin torre mirador. A la derecha se encuentran las cuadras, con pajar en planta alta, que comunican con un segundo patio lateral, con bonita arquería de medio punto, en uno de cuyos lados existe un curioso abrevadero circular, comunicado al pozo principal por el sistema de vasos comunicantes y en torno al cual se desarrollan los tinahones, vivienda para el mulero, gañanías y otras dependencias agrícolas.
La sencillez de su arquitectura, así como los colores blanco y almagra, con los que aparece el caserío, le dan ambientación del siglo XVIII. Los restos arqueológicos encontrados en torno al caserío, entre los que destacan un candelabro romano, así como su topónimo demuestran la antigüedad de esta hacienda.
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