A la Virgen de la Fuensanta se le comenzó a rendir culto en 1.383 tras su aparición en estos pagos.
De la antigua propiedad dan cuenta los escudos de armas que flanquean la puerta de entrada.
El origen de este santuario en ralación a su arquitectura se vincula con los siglos XVII y XVIII.
Las minas (de hierro) denominadas “melita” se encontraban ubicadas en la Sierra de la Cabrera.