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Museo de la Encarnación

Gran parte del interior de la clausura de este convento se ha convertido en un admirable museo.

Gran parte del interior de la clausura de este convento se ha convertido en un admirable museo, dispuesto en torno al claustro principal, que es de dos plantas levantadas sobre columnas de mármol blanco. El zócalo del claustro aparece revestido con azulejos sevillanos del siglo XVIII, que forman una excepcional y casi única colección, con representaciones de los cinco sentidos y de las estaciones del año, una vista de la Alameda de Hércules de Sevilla y de las monjas del convento rezando en el coro. Figuran también escenas de montería y tauromaquia. En el coro bajo, abierto al presbiterio, está situada una sillería de coro, compuesta por veinticuatro sitiales, fechable a mediados del siglo XVII. Por los muros se distribuyen una serie de lienzos barrocos y una excelente colección de fanales y vitrinas. Pinturas de finales del siglo XVII son las que representan a la Virgen con el Niño. Santa Catalina de Siena, la Magdalena, Santo Domingo, San Pedro de Alcántara, San Jerónimo, Santa María del Socorro y la Virgen de la Merced. Las citadas vitrinas pueden fecharse en la segunda mitad del siglo XVIII y, entre otras, caben citarse las de San José, la Inmaculada, el Cristo de la Sangre, San Pascual Bailón y la Virgen de Trapani. Pieza importante de orfebrería es la Cruz relicario del Lignum Crucis, realizada en madera de ébano con incrustaciones de marfil, ágata y lapislázuli, hecha en Roma en 1599. En la primera sala del museo se encuentra una buena pintura de la Dolorosa, obra firmada al dorso por Francisco Meneses Osorio en 1703. En esta sala figuran otras pinturas del siglo XVIII que representan a San José con el Niño, Cristo camino del Calvario, Santa Ana instruyendo a la Virgen, capia de Rubens, la Virgen con el Niño copia de Sasoferrato y el retrato de un fraile mercedario. También se expone un pequeño conjunto escultórico presidido por una Virgen de Trapani, del siglo XVII policromada posteriormente, una Sagrada Familia de finales del siglo XVIII, un Niño Jesús hispano-filipino en marfil del siglo XVII y un Cristo, de marfil también, del siglo XVII. En la escalera que asciende al segundo piso del claustro están situadas las pinturas de Cristo atado a la Columna y Finis Gloriae Mundi, esta ultima copia de Valdés Leal del siglo XIX. En las salas altas se exponen numerosas obras. Entre ellas destacan una tabla del Descendimiento, hispano-flamenca, del primer cuarto del siglo XVI y una escultura en barro cocido de la cabeza del Bautista, del siglo XVII. Junto a ellas figuran numerosas obras de arte de secundario interés, expuestas con admirable cuidado. Entre ellas destaca una buena colección de esculturas del Niño Jesús de los siglos XVII a XIX, con sus ajuares correspondientes. En el museo y en la iglesia se hallan multitud de objetos de orfebrería de valor artístico considerable. Entre las piezas de plata pueden mencionarse las numerosas coronas y diademas que adornan las imágenes, destacando entre ellas el conjunto de corona, ráfaga y grilletes que adornan la imagen de alabastro de la Virgen de Trapani. Todas las piezas llevan un bello repujado protobarroco y pueden fecharse a mediados del siglo XVII. Obra muy destacada de mediados del siglo siguiente es la corona de la Virgen de la Merced, situada en el coro, obra de plata dorada con adornos de piedras verdes y hermoso repujado de rocalla. También decorado con rocallas, pero trabajado a cincel, es el conjunto de plata que adorna la imagen de San Miguel niño, compuesta por casco, espada, escudo y balanza, piezas en las que aparece la marca Rodríguez. De puro estilo rococó es también una cruz de altar que lleva el punzón de Juan Bravo. En cuanto a los vasos sagrados, es muy destacable el ostensorio de bronce dorado con incrustaciones de coral que regaló la duquesa de Osuna, virreina de Nápoles. Es obra realizada en el sur de Italia en la segunda mitad del siglo XVII. De época posterior es el arca del Jueves Santo, de plata blanca y dorada, que se remeta por un gran pelicano, que aunque no lleva punzón puede clasificarse como obra cordobesa del último tercio del siglo XVIII. De comienzos del siglo XIX y de estilo neoclásico son un copón y un cáliz de oro, de grandes dimensiones y con decoración de piedras preciosas. Entre las pequeñas joyas que decoran las imágenes hay que destacar los escapularios y el broche de la Virgen de la Merced que está situada en el coro, piezas realizadas en oro y perlas. Los escapularios tienen un dibujo de filigrana que forman figuras de aspecto rosáceo y contienen en el centro el escudo de la Merced, pudiendo fecharse en la segunda mitad del siglo XVII. El broche se forma por un anagrama de María entretejido con perlas y un águila bicéfala en el centro, siendo obra algo más tardía, es decir de mediados del siglo XVIII.

Acesibilidad: Bien


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Museo de Arte Sacro

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La sala principal del museo está ubicada en lo que fue antigua sacristía de la colegiata.

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Dirección

Plaza de la Encarnación s/n
41640 - OSUNA
  Mapa

Tfno.: 954811121

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