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Bajo Guadalquivir

Bajo Guadalquivir- Legacy over the centuries with its own distinctiveness.

Bajo Guadalquivir region, composed of seven municipalities of the province of Seville, revolves around Guadalquivir river, that waters its fertile countryside. With an area of 1.562 square kilometres, it leaves in its wake a beautiful landscape of extensive crops, marshes and vineyards. The primary sector has tradicionally been the mainstay of the local economy with a stunning development caused by its entry into European Union, in 1986. So, the municipalities of Utrera, Los Palacios and Villafranca, Los Molares, El Coronil, Las Cabezas de San Juan, Lebrija and El Cuervo de Sevilla belong to this specific region.

The relationship of Bajo Guadalquivir region with the agriculture and the livestock farming, dates from time immemorial. Hunting, bulls, horses, marshes, countryside...

Bajo Guadalquivir is nestled to the leftt side of Gualquivir river, placed in the Low Andalucía, the most Southern part of Europe.

It has excellent transport connections. It has two nearby airports: Jerez and Sevilla, and a great road network. In adittion, you can also choose among its railway network, or its fluvial and maritime access.

The region revolves around Guadalquivir river, that waters its fertile countryside and flows gently into Atlantic ocean. It leaves in its wake a beautiful landscape of extensive crops, marshes and vineyards.

It offers a great tourism potential. The traveler could get to know its culture and customs from its rich heritage, as well as enjoying its natural beauty, doing leisure activities, savouring delicious wines and gastronomy in general or just having a good time in parties accompanied by its hospitable and generous people.

Getting there...

It is found in the most Southern area in the province of Seville, Bajo Guadalquivir is a place of important irrigation crops and extensive rice fields

Bajo Guadalquivir enjoys international fame thanks to the prestige achieved in raising and schooling horses.

Guadalquivir River waters meadows and marshes along its course, this historic and important waterway is the vertebra of Bajo Guadalquivir region.



La especial situación geográfica de la comarca a orillas del Guadalquivir, ha sido una de las razones por la que desde la más remota Antigüedad ha sido zona de paso y de asentamiento de numerosas culturas. En la época tartesia la zona adquiere una gran riqueza por el intenso tráfico comercial de metales preciosos con los fenicios, extendiéndose entre las provincias de Sevilla, Huelva y Cádiz. Fenicios, romanos y visigodos también se establecieron aquí, dejando su huella en esta tierra.

Los largos siglos de dominación islámica han dejado un riquísimo legado, tanto en el trazado urbanístico como en las fortalezas y recintos amurallados que conformaron el primitivo núcleo de estas poblaciones. Numerosos castillos se diseminan por toda la zona, dando a sus ciudades una fisonomía muy especial: Castillo de las Aguzaderas (El Coronil), Castillo de los Molares, Castillo de Utrera...

Los cristianos tras la Reconquista se asientan sobre las antiguas poblaciones árabes, modificando o reconstruyendo edificaciones ya existentes, sobre todo las fortalezas para reforzar la línea defensiva. La arquitectura religiosa se desborda, quizá queriendo compensar los siglos perdidos y las iglesias se convierten en verdaderas joyas del arte gótico y mudéjar.

El río adquiere un papel fundamental tras el descubrimiento de América. Se convierte en la vía de llegada y de salida del comercio con las Indias, y esto se traduce en un florecimiento de la comarca. Se produce entonces una nueva eclosión artística que se manifiesta en la construcción de bellos templos, exuberantes palacios renacentistas y bellas casas señoriales. Pasados unos años, el barroco hace su aparición y, posteriormente, los nuevos estilos que van naciendo siguen enriqueciendo el patrimonio de estas ciudades.

Legado de los siglos

La especial situación geográfica de la comarca a orillas del Guadalquivir ha sido una de las razonas por las que, desde la más remota antigüedad, ha sido zona de paso y de asentamiento de numerosas culturas. En la época tartesia la zona adquiere una gran riqueza por el intenso tráfico comercial de metales preciosos con los fenicios, extendiéndose entre las provincias de Sevilla, Huelva y Cádiz. Fenicios, romanos y visigodos también se establecieron aquí, dejando su huella en esta tierra.

Los largos siglos de dominación islámica han dejado un riquísimo legado, tanto en el trazado urbanístico como en las fortalezas y recintos amurallados que conformaron el primitivo núcleo de estas poblaciones. Numerosos castillos se diseminan por toda la zona, dando a sus ciudades una fisonomía muy especial: Castillo de las Aguzaderas y el Castillo de El Coronil, ambos en la misma localidad, Castillo de Los Molares, Castillo de Utrera.

Los cristianos, tras la Reconquista se asientan sobre las antiguas poblaciones árabes, modificando o construyendo edificaciones ya existentes, sobre todo las fortalezas para reforzar la línea defensiva.

La arquitectura religiosa se desborda, quizá queriendo compensar los siglos perdidos y las iglesias se convierten en verdaderas joyas del arte gótico y mudéjar, destacando especialmente las Iglesias de Nuestra Señora de la Consolación en Utrera y la Iglesia Mayor de Santa María La Blanca, en Los Palacios y Villafranca.

El río adquiere un papel fundamental tras el descubrimiento de América. Se convierte en la vía de llegada y salida del comercio con las indias, y esto se traduce en un florecimiento de la comarca.

Se produce entonces una nueva eclosión artística que se manifiesta en la construcción de bellos templos, exuberantes palacios renacentistas y bellas casas señoriales. Pasados unos años, el barroco hace su aparición y, posteriormente, los nuevos estilos que van naciendo siguen enriqueciendo el patrimonio de estas ciudades.

La tradición cultural de la comarca se muestra muy fielmente a través de los múltiples eventos culturales. Estos forman parte de la programación de teatros y auditorios en la que tienen cabida desde conciertos de música clásica hasta certámenes literarios.

El flamenco es una de las señas de identidad de esta tierra de notables artistas. En la comarca se celebran festivales de la talla del Potaje Gitano de Utrera, la Caracolá Lebrijana, el Festival de la Yerbabuena de las Cabezas de San Juan…

El Bajo Guadalquivir, por su bello y variado entorno, ofrece multitud de posibilidades de practicar actividades de turismo activo, realizando a su vez un sano ejercicio en estrecho contacto con la naturaleza. El contraste paisajístico que ofrece el entorno natural de la comarca resulta idóneo para desarrollar todo tipo de actividades deportivas, visitar los espacios naturales protegidos como el embalse-pantano Torre del Águila – Utrera o el Complejo Endorreico Lebrija – Las Cabezas de San Juan.

La Ruta de los Castillos del Bajo Guadalquivir, con el punto de partida en El Coronil, pasando por los Morales y Utrera, finalizando con el recorrido en el municipio de Lebrija.

El Paraje Natural Brazo del Este, compuesto por 1653Hectáreas, está situado a 17 kilómetros al sur de Sevilla, lugar donde se bifurca del cauce principal del Guadalquivir. Después de 39 kilómetros de sucesivos meandros, o vueltas según lo llaman los lugareños, vuelve a unirse al cauce primero casi 16 kilómetros más abajo.

El paraje natural es fruto de la modificación que el hombre ha ido haciendo para ganar terrenos de cultivo al Guadalquivir, se trata de uno de los antiguos brazos del río en su recorrido por las marismas. Pese a las grandes intervenciones humanas, efectuadas desde comienzos del siglo pasado, lo que se ha logrado es convertirlo en una zona húmeda de excepcional importancia para la avifauna.

Con un relieve totalmente llano, el cauce discurre acompañado por una rica vegetación acuática y multitud de aves. Todo un espectáculo digno de observación, especialmente en verano, cuando este paraje natural se convierte en un refugio vital para las especies que "huyen" de Doñana por el agotamiento de sus reservas hídricas. El Brazo del Este es un paraíso para el turismo ornitológico. Localizado estratégicamente entre Doñana, las marismas y la Laguna de la Dehesa de Abajo, permite la observación de multitud de anátidas, rapaces y migratorias de verano e invierno; de ahí su declaración como Zona de Especial Protección para las Aves.

Su carácter de humedal condiciona la presencia de una vegetación principalmente palustre, con dominio de enea y carrizo. La presencia de árboles es escasa, con algunos ejemplares aislados de olmo y álamo blanco en el tramo final del cauce. Es abundante el eucalipto rojo, sobre todo a lo largo de caminos y en varios tramos del cauce. También cabe mencionar la presencia de especies tales como el taray y el junco,

Por lo que se refiere a la fauna, en este paraje natural se encuentra representada una gran variedad, aunque el grupo de mayor interés es el de la avifauna, que presenta una lista espectacularmente larga. De entre ellas destacan la garza imperial y las anátidas, como ánade azulón, ánade rabudo, pato cuchara o cerceta común.

También es patente la presencia de peces capaces de soportar cambios drásticos en el nivel del agua, como anguila, albures, carpa, carpín, fúndulo y gambusia.

Complejo Endorréico de Lebrija – Las Cabezas de San Juan es el último reducto de un gran sistema lagunar que recorría toda la campiña entre Sevilla y Cádiz. Compuesto por 964 hectáreas. La actividad humana ha ido mermando el humedal hasta dejarlo reducido a las lagunas de la Cigarrera, Galiana, Peña Pilón, Taraje (la única permanente) y la de Charroao, conocida como de Bujadillo o de la Herradura.

Estas lagunas, de reducida extensión y escasa profundidad, dependen de la intensidad de las lluvias. Tal es así, que la fuerte insolación y altos índices de evaporación de esta zona condicionan el carácter estacional de la mayoría de las lagunas.

La intensa e histórica explotación agraria del entorno, como ponen de manifiesto los restos de una casa romana en la laguna del Taraje, condicionan una escasa vegetación natural. Pese a ello, en el entorno aparecen pequeñas manchas de acebuches, coscojas y lentiscos, que se localizan en las zonas más abruptas junto a pies aislados de encina. Por su parte, la vegetación perilagunar se ha visto fuertemente muy alterada por la presencia humana, como así certifica la limitada presencia de eneas, carrizos y algunos pies aislados de tarajes y acebuches. La Laguna de La Cigarrera, la que muestra un estado más óptimo, presenta un cinturón de vegetación mejor conservado formado por un extenso tarajal y diversos tipos de junco -espinoso, de sapo y marítimo-.

La importancia faunística de la reserva natural radica en su función como área de sustento de una interesante avifauna, ya que constituye una zona de cría, reproducción y escala durante las migraciones para numerosas especies de aves. Anátidas y focha común son los más abundantes, pero también hay presencia estacional de focha cornuda, flamenco, garza, malvasía y algunas rapaces.

Ajeno a las aves, pueden observarse culebras, bastarda y viperina, rana común, sapo corredor y un número escaso de mamíferos que visitan esporádicamente las lagunas: zorros, comadrejas, ginetas, tejones y meloncillos.

Con Carácter Propio

La zona de los humedales y la ribera del río Guadalquivir, donde a lo atractivo de su paisaje se une su riqueza ecológica, es otra magnífica opción para realizar excursiones que permitirán contemplar las típicas haciendas y cortijos. Viviendas antaño de las familias dedicadas a la actividad agroganadera, se han rehabilitado como alojamientos rurales que brindan al visitante la posibilidad de realizar actividades de ocio al aire libre vinculadas al mundo del caballo: paseos, exhibiciones ecuestres, clases, visitas a yeguadas…

El Caballo y el Toro, vinculados desde antiguo a las labores agrícolas y a sus tradicionales fiestas, el Caballo es uno de los máximos símbolos del Bajo Guadalquivir. En perfecta armonía con el toro bravo, se puede contemplar en libertad, en las fincas donde se crían prestigiosas yeguadas de Pura Raza Española.

Las posibilidades que ofrece la comarca a los amantes de este hermoso animal son infinitas, empezando por la imprescindible visita a las prestigiosas cuadras, para admirar a sus magníficos ejemplares pastando en libertad. Existen también numerosas escuelas, clubs hípicos y picaderos para la enseñanza y la práctica de la equitación, en las que poder practicar desde la doma vaquera hasta el acoso y derribo.

Se desarrollan en la zona multitud de acontecimientos relacionados con el mundo del caballo: exhibiciones, competiciones, concursos ecuestres y ferias de ganado de alto nivel.

Ejemplo el Concurso de Doma Vaquera y Clásica de Los Palacios donde juega un papel protagonista además de en sus ferias y romerías más relevantes.

El Toro es otro soberbio animal que se cría en la campiña del Bajo Guadalquivir, acogiendo algunas de las ganaderías más prestigiosas de reses bravas. Cerca de Utrera, sobre una amplia llanura que rodea el cortijo El Toruño pastan los toros de la ganadería de Guardiola.

Numerosos cortijos han sido restaurados y habilitados como alojamientos de turismo rural, permitiendo al huésped admirar la típica arquitectura manteniendo un estrecho contacto con el mundo de la hípica y del toro (paseos, alquiler de coches de caballos, capeas, espectáculos, tientas, fiestas camperas...).

La sabrosa gastronomía del Bajo Guadalquivir es producto de la gran riqueza de la materia prima y de la esmerada elaboración de sus platos. En la rica huerta de su campiña se cosechan unos vegetales de primerísima calidad (célebres en toda la provincia), que son ingredientes imprescindibles de la mayoría de sus platos. Están presentes en las ricas ensaladas, en los refrescantes picadillos, piriñacas y gazpachos. Tampoco falta ni en los guisos (la berza, la puchera, los alcauciles con guisantes…), ni en las suculentas salsas de sus recetas más famosas como la cola de toro, la carne mechada, las calderetas o las cabrillas. Cultivos que caracterizan al Bajo Guadalquivir son el Tomate y el Arroz con sus distintas variedades. La aceituna gordal es una variedad típica de la zona, muy apreciada por su tamaño y sabor. Acompañado con la calidad contrastada de sus vinos.

Nada de esto sería posible sin el exquisito vino de la comarca, que además de acompañar la comida forma parte indispensable de su elaboración.

La oferta en restaurantes de prestigio es bastante buena: establecimientos muy típicos y familiares, de cocina tradicional. Al igual que las ventas, situadas en la campiña donde se pueden catar los ricos pollos de campo, las coquinas o el ajo con rabanitos.

Otro modo de disfrutar de esta cocina es ir de tapas. La cultura de la tapa está muy arraigada en la zona. Nada mejor que probar en locales animados y bulliciosos su variedad dosificada en pequeñas porciones.

Entre los postres, la uva palaciega, fue la primera en comercializarse en el mundo y entre sus dulces el mostachón que son parte de una larga tradición repostera.

Info

Address

GDR del Bajo Guadalquivir
Pol. Logístico, s/n
41749 - El Cuervo de Sevilla
  Map

Tfno.: 95 597 71 64

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