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Serranía Suroeste

Un territorio donde se ensalzan ciudades y villas que respiran la elegancia popular y ambiente amable y sosegado

La Serranía Suroeste Sevillana se encuentra enclavada entre la Campiña y las Sierras Subbéticas. Zona rica por sus paisajes, donde amplias llanuras onduladas se mezclan con las primeras encrespaciones del borde meridional del valle del Guadalquivir. Un territorio donde se ensalzan ciudades y villas que respiran la elegancia popular y ambiente amable y sosegado: son los pueblos de Arahal, Coripe, La Puebla de Cazalla, Marchena, Montellano, Morón de la Frontera, Paradas y Pruna.

En una extensión de 1.581 kilómetros cuadrados se concentra una variada zona donde los olivares bañan los campos y los girasoles dibujan un paisaje lleno de contrastes. Disfruta de un clima mediterráneo con temperaturas suaves en invierno y veranos calurosos, concentrándose las lluvias en otoño y primavera.

Un territorio principalmente agrícola donde grandes llanuras y encrespadas sierras conviven formando un territorio un terreno digno de explorar. Numerosos senderos naturales, extraordinarios miradores y una orografía particular permiten practicar deportes al aire libre: senderismo, paseos a caballo, rutas en bicicleta, vuelos en ala delta… El cauce de los ríos y los embalses han proporcionado un variado ecosistema donde aves, mamíferos, peces y anfibios conviven junto a encinas, pinos y chaparros.

Un variado terreno que ha dado cobijo, a lo largo de la historia, a famosos salteadores, donde solitarios puertos de la sierra han sido escenario de importantes operaciones llevadas a cabo por famosos bandoleros como la Cuadrilla de Montellano, José María el Tempranillo y Juan Caballero, el Vivillo o el Pernales.

Pasea el viajero, pasea por estrechas calles, contemplando monumentales casas, donde balcones y patios se llenan de macetas, donde gruesos muros encierran viejas leyendas.

Tierra de bandoleros, donde nace el flamenco, tierra que escucha a maestros de la guitarra como Diego del Gastor o del cante como Pepe Marchena. Un territorio de grandes artistas que llevan con su nombre el sello de la Campiña y la Serranía Sevillana: Lorenzo Coullaut Valera, Jose Mª Moreno Galván y Fernando Villalón.

Arte que día a día dan forma manos artesanas, que con la sabiduría que dan los años y unas técnicas ancestrales, crean un producto singular: persianas, esteras o capachos hechas con esparto o varetas de olivos. Con manos artesanas se elaboran también los platos típicos de la Serranía Suroeste y da forma a los postres más deliciosos. El sabor de los platos caseros donde los cocidos, las espinacas o los espárragos serán un lujo en el paladar.

La Serranía Suroeste de Sevilla disfruta de una de las más importantes concentraciones de patrimonio histórico artístico de la provincia. Una larga e intensa historia ha dejado en sus pueblos testimonios materiales e inmateriales que el tiempo no ha sido, afortunadamente, capaz de borrar. El legado heredado es de muy variado origen: la cultura romana, la cultura islámica, la conquista cristiana. la situación de frontera que tuvo en la Edad Media (la denominada “banda morisca del reino de Sevilla”) y la consolidación del régimen señorial en la comarca durante la Edad Moderna y protagonizado por los ducado de Arcos y Osuna.

Esta comarca atesora riquísimas muestras de arte: las iglesias gótico-mudéjar y la muralla almohade de Marchena, El Castillo de Morón, el lienzo de “La Magdalena” de El Greco en Paradas, la bóveda de casetones de la iglesia de San Miguel en Morón de Hernán Ruíz III, los lienzos de Zurbarán en la iglesia de San Juan en Marchena, etc. Podemos afirmar que la Serranía Suroeste es un gran museo natural, histórico y artístico, y no hay mejores guías que sus ciudadanos, que ofrecen al visitante sus historias y leyendas, hablan de personajes y héroes, que forman parte de la historia y enriquecen con su sabiduría la cultura popular de esta zona.

Un recorrido que descansa en los lugares más acogedores, donde antiguos cortijos y molinos se ha adecuado para hacer la estancia más cómoda, conservando el estilo y ambiente rural de antaño. Habitaciones tranquilas, típicos patios andaluces y grandes jardines nos invitan a pasar unos días donde se combinan actividades deportivas, culturales y gastronómicas.

Conocer la Serranía Suroeste es conocer sus gentes y sus fiestas. Un calendario lleno de ferias, romerías y festivales donde cada año se valora y se refuerza la identidad de esta comarca. Adéntrate.

Geografía (climatología, territorio...)

La Serranía Suroeste Sevillana abarca ocho términos municipales sevillanos y ocupa una extensión de 1.579 km².

Desde el punto de vista geográfico, se sitúa en el sudeste de la provincia de Sevilla, entre la Campiña y las Sierras Subbéticas de Andalucía. Así, de Norte a Sur, las llanuras del Guadalquivir de las localidades de Arahal, Marchena y Paradas dan paso a suaves cerros y lomas que definen su campiña y marcan el inicio de las tierras altas de Montellano, Morón de la Frontera y La Puebla de Cazalla; de igual modo y en la misma dirección se introduce en las primeras estribaciones de la Subbética donde se sitúan las localidades de Pruna y Coripe, limítrofes ambas con la provincia de Cádiz.

Su ámbito geográfico limita, por tanto, con tres comarcas de la provincia de Sevilla, al Norte con la comarca de La Campiña y los Alcores, al Oeste con la comarca del Bajo Guadalquivir y Alcalá de Guadaira (que forma parte de la aglomeración urbana de Sevilla), y al Este con la comarca de Estepa Sierra Sur. Finalmente al sur linda con la comarca de la Sierra de Cádiz, perteneciente a la provincia homónima.

El término municipal de Coripe es el de menor extensión con 51 km² y Morón de la Frontera el de mayor extensión con 432 km².

¿Cómo llegar?

La comarca de la Serranía Suroeste de Sevilla se encuentra enclavada entre las provincias de Cádiz, Málaga y Córdoba. Bien comunicada, podemos llegar desde Jerez por la A-382 dirección Olvera y dirigirnos por la A-375 dirección Utrera hasta Montellano. Desde Málaga, la autovía A-92 nos conduce a La puebla de Cazalla y Arahal, desde donde podemos dirigirnos a Marchena, Paradas o Morón. Desde Córdoba, la A-4 conduce hasta el término de Écija y desde allí por la A-364 hacia al término de Marchena.




Desde el punto de vista histórico, la Serranía Suroeste Sevillana engloba un territorio que ha acogido distintas civilizaciones y culturas, y ha sido zona de frontera (la banda Morisca), con el consecuente legado patrimonial común que ello conlleva. El territorio que comprende disfruta de una de las más importantes concentraciones de patrimonio histórico artístico de la provincia de Sevilla. La historia ha ido dejando huellas imborrables de la cultura romana, islámica y cristiana que siguen aun presentes.

Si bien es incuestionable la riqueza monumental de la campiña, fundamentalmente arquitectura religiosa y civil, la sierra sur cuenta con castillos como el del Hierro en Pruna, Cote en Montellano y el castillo de Morón, con unos enclaves que les hacen atractivo tanto por su origen histórico como por su valor paisajístico que los sitúan como miradores naturales en enclaves privilegiados.

El hecho “de frontera” ha enriquecido la diversidad terminológica y constructiva de los inmuebles, la ubicación de la comarca serrana en el límite fronterizo de Sevilla con Cádiz ha dotado a la comarca de la Serranía Suroeste Sevillana de una especificidad propia manifestada en sus componentes arquitectónicos (materiales, tecnologías propias del lugar, etc.) en sus tipologías constructivas y muy especialmente en su terminología.

La especialización agraria que la comarca ha tenido durante siglos sigue hoy vigente, siendo los Cortijos y Haciendas de olivar herederos de los procesos históricos y culturales de la misma.

Antes de entrar en la dinámica territorial, situaremos el contexto histórico que la vio crecer. Nos encontramos realmente con dos subcomarcas: Campiña y Sierra Sur, aunque existen elementos culturales que las unen. Así, en toda la comarca el cereal y el olivar siguen siendo los cultivos predominantes tanto en superficie como conformador de capital y cultura. Ambos cultivos se complementan en sus ciclos agrarios productivos.

Turdetanos y romanos, visigodos y árabes, dejaron su impronta en esta área, pero fue la conquista cristiana y los posteriores repartimientos de las tierras recristianizadas entre los caballeros castellanos (grandes casas nobiliarias de Arcos y Osuna) las que han marcado su desarrollo histórico y cultural.

La consecuencia de este proceso es pues, la conversión de la Comarca

Todos los viejos pueblos tienen viejas fiestas que celebrar. La intensa tradición cultural de la Serranía Suroeste Sevillana ha dejado en herencia un calendario vertiginoso. Lugareños y visitantes se echan a la calle para vivir días de júbilo y celebración. Fiestas religiosas y paganas cuentan con la participación de sus gentes que cada año van renovando antiguas tradiciones.

Romerías

Las romerías son peregrinaciones en honor a la Virgen o el Patrón del municipio. Tradicionalmente la imagen se coloca en una carreta tirada por bestias y es llevada a las afueras del término en peregrinación. Los fieles hacen el camino entre plegarias y cánticos.

La romería más popular tiene lugar el primer domingo posterior al 15 de mayo en Montellano, es la romería en honor a San Isidro. Declarada de Interés Turístico Nacional, esta fiesta comienza con una misa de romeros al amanecer y tras ésta comienza el desfile de carretas, romeros y jinetes que acompañan a la imagen de San Isidro hasta llegar a la Sierra de San Pablo, donde turistas y lugareños pasan un día de convivencia en plena naturaleza, con un fondo histórico inigualable como es el Castillo de Cote.

También en el mes de mayo tienen lugar otras romerías, cada una con su singularidad y sus costumbres: en La Puebla de Cazalla la Romería Morisca, donde sus habitantes acostumbran a pasar un día en el campo en compañía de los amigos y la familia; en Pruna, la Romería de Pura y Limpia Concepción es la fiesta principal del pueblo y la Virgen es llevada en carreta tirada por bueyes hasta la Ermita del Navazo acompañada de los ciudadanos vestidos de romeros; en Coripe la romería es en honor a la Virgen de Fátima y tiene lugar durante el segundo fin de semana de este mes en el Chaparro de la Vega, donde se desarrolla un concurso de carretas, sevillanas y caballistas. Posee todos los ingredientes para disfrutar de una particular romería.

En Morón la romería en honor a la Virgen de Gracia se celebra en octubre. La imagen se traslada en carroza hasta su ermita, a tres kilómetros de distancia, acompañada por fieles y romeros, que pasan el día en los Pinares de Guadaira.

Carnaval

En el mes de febrero las calles de Morón de la Frontera, La puebla de Cazalla, Montellano, Pruna y Coripe se llenan de disfraces y letras divertidas. Especial interés tiene el Carnaval en Morón, donde murgas, chirigotas y comparsas llenan de estribillos cada rincón del pueblo. Un repaso anual de los acontecimientos más importantes acompañados de ingenio y sarcasmo. Todo el mundo sale a la calle bajo disfraces y originales máscaras. Niños y adultos preparan durante meses sus disfraces y disfrutan de unos días de pasacalles y bailes al son de pitos carnavaleros.

Semana Santa

Los pueblos de la Serranía Suroeste conservan una gran tradición y devoción religiosa. Con la llegada de la primavera celebran su Semana Grande. Huele a incienso y las hermandades recorren las calles engalanadas. Durante estos días se puede disfrutar de los dulces típicos como torrijas, pestiños y tortas.

Domingo de Ramos

El Domingo de Ramos despierta en Morón de la Frontera, donde procesiona Ntro. Padre Jesús de la Bondad (La Borriquita). Un séquito de jóvenes con túnicas hebreas y palmas da inicio a una semana de fervor y sentimientos. Marchena, Arahal y La Puebla de Cazalla, reciben a primeras horas de la tarde el paso que conmemora las alabanzas que recibió Jesucristo en su entrada en Jerusalén. En todos los municipios los protagonistas son los niños que con hojas de palmas y ramas de olivo hacen de este día un domingo de júbilo. Ya huele a incienso. La noche del domingo acaba con la entrada en la Iglesia de San Miguel de Morón de la Frontera el paso de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Stma. de la Paz; cofradía que desde 1944 procesiona por las calles de este municipio.

Lunes Santo

Día para acompañar a cientos de nazarenos por las calles de Morón, donde procesionan las tallas de El Stmo. Cristo del Calvario, acompañado de San Juan, María Magdalena, María Salomé, María Cleofás, José de Arimatea, Nicodemo y un sayón romano. El segundo paso nos presenta a Ntra. Sra. del Mayor Dolor.

Martes Santo

El Martes Santo es día de silencio y de respeto, las calles de Morón se apagan para recibir al Cristo de la Buena Muerte, acompañado de música solemne de capilla y a María Stma. de la Amargura.

Miércoles Santo

Este día ofrece al visitante varias opciones para disfrutar: por las calles de Montellano hace estación de penitencia la Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y la Virgen de los Dolores y Beato Antonio Martínez Gil, la cual sale de la parroquia de San José; en Marchena el Señor de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora de los Dolores “Macaco”; en Arahal procesiona la Vera-Cruz , imagen de una Piedad con su hijo en brazos, cuyo paso por el Convento de las Madres Dominicas y por la calle Serrano nos dejará casi sin aliento; al mismo tiempo recorre las calles de Morón el paso del Stmo. Cristo de la Agonía en el Huerto, junto con el misterio formado por los apóstoles San Juan, San Pedro, Santiago y el Ángel, tras ellos el paso María Stma. de Loreto.

Jueves Santo

Nos adentramos en los días más importantes de la Semana, el Jueves Santo huele a solemnidad ya que por Marchena están presentes los pasos de Dulce Nombre de Jesús y María Santísima de la Piedad, y rozando la madrugada hace estación de penitencia con gran seriedad la hermandad del Señor de la Santa Vera Cruz y Ntra. Señora de la Esperanza; en Coripe Jesús Nazareno y Virgen de los Dolores; un crucificado que expira y una madre que no pierde la esperanza muestran su sufrimiento por las calles de Morón (Cristo de la Expiración y María Stma. de la Esperanza); el Cristo de la Misericordia se mece al son la marchas por Arahal; en La Puebla de Cazalla tiene lugar la procesión más antigua, ya que es anterior al año 1550, se trata de la Hermandad del Stmo. Cristo de la Vera-Cruz y Ntra. Sra. del Mayor Dolor en su Soledad; y Paradas, donde Nuestro Padre Jesús Cautivo y Nuestra Señora del Mayor Dolor darán paso a la madrugada del Viernes Santo.

La leyenda del Cristo de la Misericordia de Arahal.

La leyenda cuenta que la Imagen de Cristo atado a la columna, que procesiona el Jueves Santo, estaba destinada a otra población, pero que al pasar por la villa de Arahal la carreta que lo transportaba quedó inmovilizada, lo que hizo creer a los lugareños que esta imagen quería quedarse allí, estableciéndose por tanto en la villa, donde desde entonces recibió gran veneración y culto.

La Madrugá

Los momentos más importantes se viven en “la madrugá” del Viernes Santo. Noche de vigilia donde el fervor popular llega a su máxima expresión, noche de sentimientos donde Nuestro Padre Jesús Nazareno recibe la mañana del viernes entre saetas, vítores y aplausos. La imagen de Jesús con la cruz al hombro recorre las calles estrechas y repletas de personas que esperan ver pasar a su nazareno. En Morón Nuestro Padre Jesús de la Cañada y Nuestra Señora de los Dolores son recibidos en su barrio, el barrio Santa María, con una lluvia de pétalos de flores. Cientos de personas esperan con ansia la salida y la entrada de la hermandad más popular de Arahal, la Real Hermandad y Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén y Nuestra Señora de los Dolores. Nazarenos con túnicas moradas y cíngulos de esparto acompañan por las calles de la Puebla de Cazalla a la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno, Mª Santísima de las Lágrimas y S. Juan Evangelista. En Paradas es también la Virgen de los Dolores la que acompaña a la imagen de Nuestro Padre Jesús. Destaca en de esta mágica “madrugá” la ceremonia que tiene lugar en Marchena: el “Mandato”. Tradición dieciochesca en la que un sacerdote predica la pasión mientras las imágenes de los pasos escenifican, por la Plaza Ducal, la predicación y se cantan numerosas saetas. El momento culmen se produce cuando la Verónica sube al paso de Cristo para enjugarle el rostro. El acto finaliza con la bendición que imparte la imagen articulada del Nazareno.

Viernes Santo

La tarde del Viernes Santo en Arahal tiene como protagonista a la cofradía del Stmo. Cristo de la Esperanza y Ntra. Sra. De las Angustias, San Juan Evangelista y Santa María Magdalena. Llega la noche y es momento de recogimiento, de mujeres de mantilla que acompañan a una urna que muestra el cuerpo yacente, las hermandades de El Santo Entierro desfilan por las calles de Arahal, La Puebla, Paradas y Morón. Esta misma noche en Coripe el Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de los Dolores, están cada año arropados por sus fieles. En Montellano el Cristo de los Remedios y la Virgen de la Amargura recorren calles empinadas poniendo el broche de esta semana en el municipio. En Marchena el Cristo de San Pedro, es la viva imagen de la muerte y agonía de Jesús. En Pruna tiene lugar uno de los eventos más destacados de la Semana Santa de Andalucía, se trata de “El Descendimiento”, donde la imagen de un Cristo articulado por los hombros es descendido de la cruz por un grupo de nazarenos hermanos e introducido en el sepulcro, mientras un sacerdote, en el silencio de la multitud, rememora los momentos de la crucifixión.

Sábado Santo

El Sábado Santo es momento de soledad, por las calles de Marchena discurre un Santo Entierro que acompaña la Virgen de la Soledad, Virgen a la que acompañan multitud de saetas antes de su entrada en su templo, la Iglesia de Santa María. Al mismo tiempo, en la tarde de Morón Ntra. Sra. del Mayor Dolor en su Soledad recorre las calles portando en sus manos la corona de espinas de su hijo ya enterrado. Destacan también en este día las llamadas “Luminarias” de Pruna, donde todas las viviendas aparecen con velas en los balcones.

Domingo de Resurrección en Coripe: La Quema del Judas.

En Coripe tiene lugar la fiesta conocida como la Quema del Judas, declarada de Interés Turístico Nacional. Desde la Parroquia de Nuestro Padre Jesús Nazareno procesiona el Cristo Resucitado. Tras esta procesión se tirotea a un muñeco hecho de trapo y paja en el que se esconde un poco de gasolina hasta que éste comience a arder. Este muñeco representa a un personaje conocido que durante ese año ha destacado por haber realizado alguna mala acción. También se realiza un huerto artificial, representación del Huerto de los Olivos, que se construye en la Plaza de San Pedro. Es característica también la participación de escopeteros que disparan papelillos por calles coloridas y adornadas con banderines.

Festivales flamencos

Se celebran durante los meses de verano. Arahal se presenta con el festival Al Gurugú. En La Puebla de Cazalla tiene lugar “La Reunión de Cante Jondo” celebrado en la Hacienda Fuenlonguilla. Montellano da una oportunidad a jóvenes promesas de flamenco con su Festival Flamenco de Artistas No Consagrados. En Marchena podemos disfrutar de la Fiesta de la Guitarra donde se rinde tributo a este instrumento en un festival flamenco que cada año cuenta con las mejores figuras del cante, el baile y el toque. El “Gazpacho Andaluz” es uno de los eventos celebrado en Morón que no debemos perdernos. De igual modo Pruna y Paradas dedican varios días a este arte flamenco con actuaciones y festivales. (Ver apartado dedicado al flamenco en la Serranía Suroeste Sevillana).

Fiestas Patronales

Cada pueblo venera la imagen de su patrón o patrona, y cada año celebra su día siguiendo las tradiciones más arraigadas. Así, el 17 de enero, en honor a San Antón, todos los pruneños llevan sus mascotas a misa para que sean bendecidas. El día 20 de este primer mes Marchena pasea por sus calles en procesión la imagen de San Sebastián.

Como preámbulo a la primavera, en el mes de marzo, los municipios de Montellano, La Puebla de Cazalla y Morón dan culto a su patrón San José.

Mayo es el mes de las Cruces y la barriada Madre de Dios, en Marchena, se engalana y sale a la calle para disfrutar de su verbena. En este mes se celebra también el día del Corpus Christi, fiesta donde las calles de La Puebla, Montellano, Pruna, Marchena y Morón se llenan de pequeños altares y procesionan los niños vestidos de Primera Comunión,

Noches de celebración, donde los vecinos disfrutan de una velada diferente como la que tiene lugar en Arahal, la llamada “Velá de San Antonio” a mediados del mes de junio.

Por las calles de Paradas sale en procesión San Eutropio los días 15 y 16 de julio, acompañado del paso de la Virgen del Carmen. Este mismo mes Arahal da culto a su patrona, Santa María Magdalena, con actuaciones musicales en los parques municipales, conciertos de jazz y como no, la tradicional procesión de la patrona. La imagen sale en procesión desde su ermita acompañada de sus fieles. En los últimos días de este mes Coripe hace lo propio y honra a su patrón, San Pedro.

En agosto es La Puebla de Cazalla, en honor a Nta. Sra. De las Virtudes y en octubre Marchena, en honor a Nuestra Señora del Rosario, las que se engalanan para recibir a su patrona.

Feria

En la feria las casetas, el fino, la manzanilla y las sevillanas invaden los pueblos. Miles de bombillas, farolillos y caballos dan una luz especial a la Serranía Suroeste. Los orígenes de estas ferias son diversos, la mayoría proceden de una feria agraria y ganadera, otras son el preámbulo a la recogida de la aceituna. En definitiva donde antes se cerraban acuerdos y se negociaba, hoy se come, se baila y se bebe. El visitante será acogido por los lugareños y no debe rechazar una invitación a una refrescante copa de fino o manzanilla. Un sinfín de posibilidades durante estos días de feria: paseos a caballo, conciertos, concursos de sevillanas; y como no, la posibilidad de disfrutar un rato con familiares y amigos entre un buen plato de jamón y una cerveza bien fría. Las mujeres visten con coloridos trajes de faralaes y durante cuatro días bailarán sevillanas hasta que los fuegos artificiales anuncien el final del festejo.

Fiestas singulares

Los primeros días de Agosto, Montellano organiza la fiesta llamada de “Los Jubileos”, tradición que se remonta al siglo XVI cuando los ciudadano acudían a un antiguo templo en la sierra a escuchar misa y a hacer confesión. Cada año, el día 2 de agosto acudían a la gran fiesta de los franciscanos celebrada en honor a la Virgen de los Ángeles para ganar las indulgencias espirituales, concedidas con motivo del Jubileo de la Porciúncula. Hoy en día esta fiesta ha perdido su carácter religioso y se ha trasladado a otro recinto y sigue teniendo mucha afluencia tanto de habitantes del municipio como de los alrededores.

Jubileo de la Porciúncula

El Jubileo de la Porciúncula es el legado que dejó el primer templo de Montellano, El Convento de San Pablo de Breña, situado en la “Algaida de Cotte” y fundada por una comunidad de Franciscanos Recoletos. Con este Jubileo se concede la misma indulgencia plenaria (el perdón) que aquellos que realizan las peregrinaciones a Jerusalén, Roma o Santiago de Compostela.

Los habitantes de Pruna celebran con la llegada del mes de noviembre el “Día del Emigrante”, una fiesta en honor a aquellos vecinos que por circunstancias laborales están fuera durante las fiestas celebradas en primavera y verano. El pueblo festeja con música y deliciosos platos la llegada de estos trabajadores que cada año regresan a sus casas. Además de esta fiesta se ha levantado una escultura en honor a estas personas. Con esta misma finalidad, pero en el mes de diciembre, Coripe celebra el regreso de sus vecinos temporeros.

Feria agroturística

Lugar de encuentro donde las empresas locales y de la zona exponen sus productos. Evento que promociona y difunde las actividades locales. Suelen complementarse con exhibiciones de caballos, actividades lúdicas y zonas habilitadas para degustar la fantástica gastronomía local.

Navidad

La Navidad en la Serranía Suroeste huele a castañas asadas y a humo de chimeneas. Las calles se iluminan para recibir un año nuevo. Es tradicional recorrer belenes por las iglesias, ayuntamientos, colegios o incluso casas particulares; oír villancicos por las calles y tomar dulces navideños. El fin de año se celebra en Montellano de una forma singular: todo el pueblo sale a la calle disfrazado y se vive una fiesta que dura toda la noche.

Naturaleza en pleno corazón de Sevilla

La Serranía Suroeste de Sevilla presenta un rico abanico de contrastes debido a la variedad en sus paisajes: mientras que la zona más al norte nos ofrece un territorio suave y alomado, dando lugar a impresionantes vistas de infinitos campos cultivados, en la Sierra Sur observamos un relieve más abrupto y joven. Esta diferenciación nos permite conocer las riquezas de cada uno de los espacios: La Campiña y la Sierra.

La Campiña

Un horizonte de trigales, maizales, olivares o algodonales conforman las vistas de La Campiña. Los campos de Marchena, Arahal, Paradas, La Puebla de Cazalla y Morón de la Frontera, son campos de gran fertilidad, sorprendiendo al viajero, dependiendo de la época del año en la que se encuentre, con una amplia gama cromática: el verde intenso del trigo, salteado de chaparros, desde final de invierno, durante la primavera, verde que contrasta con el marrón-grisáceo del suelo desnudo de olivares, donde entre pinos y alcornoques se abre un mar de especies herbáceas y arbustivas en floración que conforman una alfombra auténtica de múltiples colores y formas. Los tonos dorados y pajizos de los cereales anuncian en verano su próxima siega. Pero la imagen más espectacular con la que el viajero puede disfrutar, es el paisaje de campos de girasoles; campos donde desde un manto verde se ensalzan coronas amarillas que buscan al sol.

Dentro de La Campiña vamos a encontrarnos cuatro elementos que merecen la pena destacar para el viajero: la dehesa, las vías pecuarias, el río Corbones y el río Guadaira.

Las dehesas

En las dehesas encontramos el equilibrio del rendimiento económico por la actuación del hombre y el mantenimiento sostenible de la zona. Ejemplo de ello es la dehesa de Arenales en Morón de la Frontera, que cuenta 2.800 hectáreas de explotación agrícola y ganadera. Atravesada por los arroyos El Barro y El Cuerno, un tercio de esta superficie está destinada a conservar los valores culturales y naturales de la dehesa. Siendo la encina la especie dominante, la encontramos acompañada de otras especies de matorrales como jaras, aulagas o retamas junto al típico pastizal.

Además de Arenales, la dehesa de Montepalacio es la única que ha sobrevivido en la Campiña Sevillana. Situada en el término municipal de Paradas, en este espacio adehesado encontramos alcornoques y pinos que, junto a otras especies, conforman el paisaje característicos de este entorno. Supone una isla donde la biodiversidad animal y vegetal han encontrado refugio, por lo que constituye una auténtica joya natural. Lagartos, culebras y aves como la abubilla, conviven con el erizo común, el conejo, la liebre, la gineta y el zorro.

El arbusto Thymelaea lythroides, un endemismo íberonorteafricano, sólo podemos encontrar en dos zonas de la Península Ibérica, una en el municipio toledano de Velada y otra en la dehesa de Montepalacios en Paradas.

Red de Vías Pecuarias

Senderos naturales, vías verdes o corredores ecológicos, que antaño recogían el paso de miles de cabeza de ganado, son hoy un recurso ambiental que nos permite conocer a pie de camino toda la riqueza natural de la zona.

En Arahal, destaca dentro de la vereda de Mariserrana el “Seto del Saltillo Sillita”, formado por bosquetes intermitentes de encinas, lentiscos, jaras, coscojas y acebuches, entre otros.

En la localidad de Marchena podemos descubrir la cañada real de Morón, desde el núcleo urbano hacia el sur del término municipal.

Resaltamos también el cordel de Jarda, la vereda de los Abrigosos, la cañada real de Pruna y la cañada real de Paradas, salpicadas de ejemplares de pinos piñoneros deporte considerable, chaparros, lentiscos, algarrobos, etc.

Otro lugar curioso para el viajero es la Fuente de la Guitarra, situada en Paradas, en el descansadero de Paterna. Fue lugar donde “los romanos bebieron de sus aguas” según cuentan algunos historiadores.

Río Corbones

El río Corbones supone un placer visual. Entre campos de cultivos aparece rompiendo la línea del horizonte una banda de árboles que tímidamente va marcando la ribera de un río que no se deja amedrentar y que recoge un cauce de historias y leyendas.

Atravesando los municipios de La Puebla de Cazalla y Marchena, el río Corbones actúa como corredor ecológico entre el sur y el centro de la provincia. Constituye un auténtico refugio verde para un gran número de comunidades animales que o bien tienen como ecosistema de referencia al propio río, o bien aprovechan la diversidad de hábitats que en algunos de los tramos se genera como espacio donde desarrollar o completar sus ciclos vitales.

El Río Guadaira

Recorriendo la provincia desde el sureste hasta su encuentro con el Guadalquivir, nos encontramos con el río Guadaira. Tiene su nacimiento en la zona serrana conocida como Pozo Amargo, cercana a Morón de la Frontera, y atraviesa los términos de Arahal, Alcalá de Guadaira, Dos Hermanas, Coria del Río y Puebla del Río.

Flora y fauna en el entorno del Guadaira

Vegetación: álamos, tarajes, sauces, chopos, olmos, fresnos, eucaliptos, adelfas, aros, juncos, carrizos, rosales silvestres, zarzas, hiedras, zarzaparrillas y majuelos.

Ictiofauna: son abundantes las carpas, los barbos, las bogas de río, la anguila, la gambusia o el sábalo, entre otros.

Anfibios: rana común, ranita meridional, sapo común, sapo corredor o el galápago europeo.

Aves: garcilla bueyera, garza real, ánade azulón, focha común, carricero o cigüeñuela, entre otras.

La Sierra Sur

La Sierra Sur está constituida por numerosos parajes que aún conservan el encanto de lo agreste. Disfrute de la atracción de lo natural. Lugares en los que la fría, pero artística geología caliza de los puntos más elevados contrasta con la exuberante vegetación mediterránea de los profundos valles excavados por el cristalino discurrir de los ríos, ríos que fluyen dando vida a estos territorios. Son los territorios de Morón de la Frontera, La Puebla de Cazalla, Montellano, Coripe y Pruna.

Sierra de Montellano

Conocida como Sierra de Montellano o Sierra de San Pablo, se eleva hasta los 600 metros de altitud en la que destaca el pino como especie dominante, acompañado de encinas y algarrobos.

No debe perderse en la Sierra de Montellano:

- El Castillo de Cote: construcción defensiva del siglo XIII, situado estratégicamente para la defensa del acceso desde el río Guadalete.

- Los Tajos de Mogarejo: zona de gran valor paisajístico, declarada Monumento Natural por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, que posee grandes escarpes de más de 30 metros de altura y que mantiene gran riqueza en especies vegetales, destacando el algarrobo como especie asociada a los primitivos bosques de encinas. La presencia de un molino harinero, un antiguo puente del siglo XVIII y restos arqueológicos proporcionan un importante valor cultural al entorno.

- Tajo del Águila: Escarpe natural orientado al norte desde donde se puede observar la campiña sevillana y en el cual se han hallado restos arqueológicos de una necrópolis.

- Miradores naturales desde donde se contemplan paisajes de gran atractivo: Mirador Puerto del Acebuche, Mirador de la Cruz, Mirador del Pancorbo y La Atalaya de la Torre.

Sierra de Esparteros

Situada en el término municipal de Morón de la Frontera, alcanza los 587 metros de altitud, y de ella se extrae la piedra caliza. Piedra que, tras un proceso de cocción en los hornos que se encuentran en las faldas de la sierra, se convierte en cal, todo un símbolo de la cultura andaluza.

La Sierra de Esparteros otorga personalidad al paisaje natural de Morón. Es fácil asociar su peculiar silueta con la población de Morón, bajo cuyas faldas se asienta y de cuyos materiales se enriquece.

Sierras de San Juan, de la Peñagua y de las Encarnaciones.

Las Sierras de la Peñagua, de las Encarnaciones y de San Juan, son tres formaciones que merecen ser destacadas del conjunto de promontorios que se ensalzan en la zona oriental del término municipal de Morón de la Frontera.

La Sierra de San Juan nos ofrece un rico paisaje de espacios adehesados y de cultivos que se dejan ver en aquellas zonas donde la pendiente no es tan acusada.

La Sierra de la Peñagua alcanza los 454 metros de altitud y en ella destaca el farallón o tajo de la Serena, sobre el que se desarrolla una diversa cubierta vegetal, adaptada a las especiales características climáticas que debido a su orientación en él se generan.

Como continuación de la Peñagua se alza con sus 661 metros la Sierra de las Encarnaciones, siguiendo una progresión hacia el sureste, constituyendo ambas formaciones un área de espacios adehesados junto al matorral.

Vía Verde de la Sierra.

La Vía Verde recorre las provincias de Sevilla y Cádiz. Tiene su inicio en Puerto Serrano y concluye entre las poblaciones de Pruna y Olvera. Ha sido creada a partir de un antiguo proyecto de línea de ferrocarril Jerez-Almargen que nunca llegó a concluirse, Viaductos, puentes y túneles descubren de manera cómoda parajes donde se unen una oferta cultural, turística y ambiental para el viajero.

Su recorrido, en el tramo inicial, es paralelo al curso del Guadalete hasta llegar a una zona denominada “La Junta de los ríos”, en el término municipal de Puerto Serrano, donde el Guadalporcún confluye en el Guadalete, en este singular paraje, próximo al área recreativa de “la Toleta”.

Avanzamos por el valle de Guadalporcún para encontrarnos con el Viaducto de “la perdiz” de 237 metros. Este viaducto nos conduce hacia “el Chaparro de la Vega”, una espectacular encina de más de 700 años, que con 13 metros de altura y un diámetro de 1,2 metros, alza su copa con un vigoroso porte que ha acompañado a los lugareños durante estos siete siglos, siendo testigo mudo de gran parte de su historia. Declarado Monumento Natural de Andalucía desde el año 2000.

Siguiendo por la Vía Verde llegamos a la Estación de Coripe, edificio que forma parte de las infraestructuras de la antigua línea de ferrocarril y que se ha rehabilitado como hospedería y restaurante. Aquí podemos disfrutar de la típica gastronomía serrana en este singular enclave.

Continuando por el trazado serpenteante llegamos a uno de los parajes más interesantes de todo el recorrido: el Peñón de Zaframagón. Formidable macizo calizo, de 1 km2 de superficie en la base y con una altura máxima de 584 metros, que erosionado durante miles de años por el Guadalporcún, surge como un auténtico escudo vertical que contiene una de las mayores colonias de buitres leonados de la Península. Esta especie encuentra aquí el hábitat ideal para su supervivencia y desarrollo.

Junto al Peñón de Zaframagón se lanza un viaducto sobre el Guadalporcún desde el que podemos admirar el encajonamiento del río junto al peñón. Este paraje es denominado como “el cañón del Guadalporcún” donde confluyen formaciones de bosquete mediterráneo y del bosquete de ribera, donde el solapamiento de ambos otorga un valor natural y paisajístico especial.

Además de las siluetas planeadoras de los buitres leonados encontramos otras especies de rapaces como el halcón peregrino, águilas culebreras, águilas perdiceras, el alimoche, el búho real o el cernícalo. No es extraño además, que el viajero pueda deleitarse con algunos ejemplares de cabras montesas que continúan su actividad sobre las empinadas lomas.

El Observatorio de buitres leonados

Para conocer de cerca los buitres leonados debemos visitar el observatorio ubicado en la Estación de Zaframagón. Se trata de un centro de interpretación cuyo sistema de visionado cuenta con cámara dotada de visión nocturna y cubre la mayor parte de las zonas de nidificación y hábitat de estas singulares aves.

Dejando el Peñón y continuando un poco hacia adelante en nuestra ruta, nos topamos con el poblado de Zaframagón – conocido en la zona como Siete Humeros-, disfrutando de una visión espectacular de casas blancas sobre la ladera.

Es indudable la importancia paisajística, cultural, ambiental y turística de la zona, un ejemplo de convivencia de la transformación del hombre y la riqueza natural de la zona.

Sierra del Tablón

Sobrepasando el municipio de Pruna, -población ligada a la silueta de un importante peñón, en cuya loma se sitúa el Castillo del Hierro- en dirección a la población de Algámitas, el viajero descubre la sierra del Tablón. El Puerto del Zamorano divide a esta sierra en dos y contiene el punto más alto del a provincia: el Terril, con 1.129 m de altitud y el Peñón de Algámitas con 1.100 m. Sierra salpicada de chaparros, encinas y acebuches, cuyo cortejo florístico está formado por romeros, lentiscos y jaras que inundan con su fragancia los sentidos del viajero.

El Pinalejo

Considerado el tesoro natural de La Puebla de Cazalla. Esta zona de sierras y serranías de 9.378 hectáreas de superficie, contiene una rica flora mediterránea, cuyo integrante principal es el esbelto pino piñonero. De nuevo el viajero se ve envuelto en fragancias como la lavanda y el romero. El río Corbones atraviesa el Pinalejo constituyendo un lago artificial. El paisaje que se nos regala está marcado por montes y valles en los que se vislumbra el curso del río rodeado de pinos y chaparros.

Íberos, celtas, fenicios, griegos, romanos, judíos, godos y árabes, han contribuido a crear la actual historia de la gastronomía. Unos y otros han aportado usos y costumbres que en algunas ocasiones han permanecido hasta la actualidad. Sierra y campiña se conjugan para ofrecer una gastronomía variada, de saludable tono popular, que se beneficia de influjos y recetas de las vecinas Córdoba, Málaga y Cádiz.

Es de destacar la aceituna de mesa, que combina todo el sabor ancestral con las más modernas aplicaciones tecnológicas. Cada año a final de verano, manos expertas recolectan en su estado de madurez preciso el fruto del olivo. Verdes o negras, en salmuera o aliñadas, es el aperitivo por excelencia. Es habitual que cuando pidamos una copa de vino o una cerveza nos obsequien con una tapa de este manjar exquisito. Además se utilizan en la elaboración de distintos platos como ensaladas, ensaladillas, arroces, carnes o patés.

Además de la aceituna de mesa, del olivo obtenemos el oro líquido mediterráneo: el aceite de oliva. Con propiedades beneficiosas para la salud, es el componente más importante en las cocinas andaluzas. No puede dejar de degustar una auténtica tostada de pan de pueblo con el zumo de aceitunas.

La cocina de la Serranía Suroeste Sevillana es una rica combinación de materias primas que encontramos en la zona, como son las frutas, verduras, legumbres, carne de cerdo, de toro, aves, etc. La imaginación y la necesidad en épocas pasadas, entre otras, han dado como resultado un amplio abanico de platos que podemos degustar en cada rincón. La oferta es tan variada como sus platos, podemos salir a degustar elaboradas tapas o auténticos platos caseros. Las tapas son pequeñas porciones de comida caliente o fría, que acompañan a la bebida y son el preámbulo de una buena comida. En los últimos años se ha puesto de moda la degustación de estos pequeños manjares y los cocineros han logrado conjugar la cocina tradicional con este nuevo concepto de la tapa.

La gastronomía de la Serranía se asienta en los sólidos pilares de la alimentación mediterránea. Su producción natural proporciona un pan de calidad exquisita y variada presentación –bollos, teleras-, aceites vírgenes de oliva de primera, así como legumbres, hortalizas y carnes de ave y caza menor. Los gazpachos, la porra, los “sopeaos” y los platos de verdura –alcauciles y berenjenas rellenas, alcachofas fritas, “majaíllo” de espárragos, espinacas...- son tan indispensables como los cocidos –blanco, de tagarninas, de verdolagas- y las berzas. La perdiz, el conejo, la liebre, se preparan en guisos y arroces, y el vacuno, en guisotes y flamenquines.

Para conocer los aromas de la gastronomía comarcal hay que arrimarse a las cazuelas y a los pucheros. Disfrutar la sopa de tomate con hierbabuena y los chícharos con bacalao en amarillo de Arahal; saborear la esparragá o el puchero de tagarninas de Coripe, las “papas aliñás” o el arroz con castañas de la Puebla de Cazalla; degustar las tortas de manteca, el cocido y los molletes marcheneros; relamernos con el guiso de pescado en blanco o la morcilla de asadura de Montellano; probar las migas o las cabrillas con tomate y mucho pimiento de Morón de la Frontera; la calabaza con garbanzos y el arroz de venao con tomate de Paradas; o apreciar el cocido de verdolaga o la tagarnina esparragada de Pruna.

Tabernas, bares, restaurantes y peñas que ofrecen al viajero una carta de sabores, una amplia variedad de productos y elaboradas recetas caseras. Recetas que pasan de abuelas a madres, de madres a hijas, y que mantienen y enriquecen una cocina basada en productos naturales, mucho cariño y el toque especial de sus gentes.

La repostería es una de las mayores tentaciones en las que debe caer. Conventos y obradores ofrecen un amplio surtido de estos sabrosos dulces. En el convento de Ntra. Sra. del Rosario (Dominicas) en Arahal podemos degustar como manos artesanales elaboran canapés de almendra, empanadillas, pestiños, mantecados, bombones de coco, piñonadas, tartas, roscos de San Blas, magdalenas, y tortas de hoja y de aceite. Y en Cuaresma, como no, las famosas torrijas. En Marchena son habituales las frutas de almendra, borrachuelos, cocadas, dulce de membrillo, mazapán dos pastas, relleno de almíbar con piñones y bizcotelas rellenas de sidra o batata elaboradas en el Convento de Santa María y el Convento de San Andrés. No podemos visitar Morón sin degustar los dulces elaborados en el Convento de Santa María de la Asunción donde es un placer para el paladar sus dulces de Navidad como las tartas de almendra, bolas de coco, yemas de almendra, mantecados surtidos, polvorones especiales, kirschetas, pestiños, magdalenas, anguilas de mazapán, alfajores, mantecados de almendra y roscos de vino; los típicos dulces de Cuaresma, empanadillas, pestiños y torrijas; y durante todo el año no podemos rendirnos a los tocinos de cielo, las tortas especiales de desayuno, tortas de polvorón, sultanas, tortitas de almendra y magdalenas. También en Morón, al Convento de Santa Clara acuden los visitantes al olor de batatines, delicias de Sta. Clara, frutas de almendra, tortas de almendra, roscas de lima, roscas morunas...

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