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Aljarafe-Doñana

Physionomie et âme typiquement andalouses, qui se fournissent de nombreuses attractions naturelles, historiques et culturelles.

Sur le bord sud-ouest de la province de Séville, la région Aljarafe-Doñana s'ouvre aux voyageurs en guise de croisement entre territoires et cultures. Sa position géographique privilégiée, entre les rives de la rivière Guadalquivir et son affluent Guadiamar, le fournisseur principal des marais Doñana; son riche et varié potentiel paysager et naturel (incarné par l'Espace Naturel de Doñana) et son riche patrimoine historique et culturel ont fait fleurir des endroits de physionomie et âme typiquement andalouses, qui se fournissent de nombreuses attractions naturelles, historiques et culturelles.

Avec une étendue totale de 1497 km2, qui représente le 10% de la surface de la province de Séville, l'Aljarafe-Doñana rassemble un groupe de 16 municipalités (Albaida del Aljarafe, Almensilla, Aznalcázar, Benacazón, Bollullos de la Mitación Carrion de los Céspedes, Castilleja del Campo, Huévar del Aljarafe, Isla Mayor, Olivares, Pilas, La Puebla del Río, Salteras, Sanlúcar la Mayor, Umbrete et Villamanrique de la Condesa) , où une population de 108 171 habitants (recensement 2011) est concentrée.

La comarque bénéficie d'un climat méditerranéen, qu'on peut qualifier tempérée-chaude, avec une température annuelle moyenne entre 18 et 20 degrés Celsius. Les hivers présentent des températures doux et les étés sont généralement assez sèches et chaudes. Le printemps et l'automne ont des températures modérément chauds, où les périodes de faibles précipitations qui recueille la comarque sont concentrés.

Comme son nom même l'indique, la région se distingue par deux espaces ou zonages, avec de nombreux éléments sociaux et économiques en commun mais avec quelques différences paysagères, naturelles et culturelles. Dans la partie nord de la comarque, "l'Aljarafe", la verte oliveraie prédomine, avec une industrie agroalimentaire supplémentaire importante, dont les produits (huile d'olive et l'olive), avec de renommée mondiale, ont commencé à être exportés à l'époque des Découvertes.

Vers le sud, les terres de la Doñana sévillane achèvent et complètent cette partie du territoire, qui met en évidence le paysage de marais et la forêt méditerranéenne, avec de nombreux espaces et des ressources pour profiter de l'observation des oiseaux et d'autres activités de tourisme vert. Avec cinq villes nichées au cœur d'une des régions naturelles les plus emblématiques de l'Europe, la comarque apporte le 30% de sa superficie totale à Doñana, qui est une Réserve de Biosphère, un site Patrimoine Mondial et une Zone de Protection Spéciale des Oiseaux, parmi beaucoup d'autres distinctions.

L'Aljarafe-Doñana est, en bref, une comarque d'attractives possibilités touristiques sans fin. La combinaison des valeurs naturelles et culturelles qu'elle accumule; sa situation géographique privilégiée (à quelques kilomètres de Séville); son caractère essentiellement rurale, où les traditions, les fêtes, les odeurs et les saveurs obsolètes sont conservés; et ce qui n'est pas moins important, ses gens, caractérisées par leur simplicité et savoir-vivre, font un cocktail irrésistible pour les visiteurs.

À son potentiel naturel, il faut ajouter un riche héritage culturel et du patrimonial, résultat de siècles d'histoire et de l'influence de nombreuses civilisations qui, dans le passé, se sont installés dans le territoire. Mais pas moins intéressant est le chapitre ethnologique et les particularités des gens qui peuplent leurs villages, caractérisées par leur simplicité et savoir-vivre.

El territorio Aljarafe-Doñana fue poblado desde fecha muy temprana, por lo que es frecuente encontrar en sus municipios restos neolíticos y tartésicos. Sin embargo, fue durante la dominación romana cuando la comarca empezó a prosperar. Sus villas estaban en la época romana notablemente pobladas y en plena producción vinícola y oleícola, por lo que constantemente salían sus productos hacia la capital, Híspalis, y hacia otras zonas del gran imperio.

Con la ocupación de los musulmanes, encontramos un sistema bien organizado, que explotaba la agricultura, predominantemente el olivo y la higuera. De este periodo se han heredado multitud de machares, un tipo de cortijos con olivares, almazaras y almiares en los que vivían las familias aristocráticas. Las tierras del Aljarafe-Doñana se convirtieron en esta época en la despensa de Isbilia, la Sevilla musulmana. Una tierra rica, bien poblada, que no solo era fuente de abastecimiento para la capital sino también lugar de recreo y descanso.

Durante la reconquista, esta rica zona se había convertido en una región tan importante para el abastecimiento de la Sevilla musulmana que fue el principal punto de mira de los conquistadores cristianos. Quizás por ello, el punto de conexión entre Sevilla y el Aljarafe fue el más cuidado por el rey San Fernando, que usó a sus tropas, las de la Orden de Santiago, para que interceptaran cualquier posible ayuda a la cercada Sevilla. Sin embargo, la resistencia se mantuvo gracias a la permanencia de una vía abierta entre la ciudad y el Aljarafe, el famoso puente de barcas sobre el Guadalquivir. La única solución para terminar con el cerco fue romper la muralla, sucediendo así la entrega de las tierras de la comarca a la Corona de Castilla.

El patrimonio cultural del Aljarafe-Doñana es resultado de siglos de historia, que han dejado su huella en un acervo cultural en el que no faltan monumentos, usos y tradiciones peculiares, una arquitectura propia o unas características etnográficas únicas. En el capítulo patrimonial, con tan sólo dar un paseo por cualquiera de sus municipios puede absorberse el tesoro cultural de la zona, típicamente rural y visible en sus casas, haciendas, plazas y calles.

El Aljarafe-Doñana también es rico en arquitectura religiosa, desde pequeñas capillas a grandes colegiatas, pasando por iglesias y ermitas. Gran parte de estos monumentos son de dos épocas de gran florecimiento del arte y la cultura en la zona, el mudéjar (en los siglos XIV y XV) y el barroco (siglo XVIII). Las haciendas son, no obstante, el tipo de construcción rural más interesante. Aunque de origen romano, prosperaron durante la dominación musulmana y tras la Reconquista.

La cultura popular también queda patente a través de la artesanía popular, entre la que podemos destacar el bordado de mantones y en oro, la guarnicionería, el tapizado, la construcción de chozas marismeñas, los trajes de flamenca o la cerámica. Otra de las señas de identidad cultural de la zona es el caballo, muy vinculado a la celebración de romerías locales, ferias y fiestas tradicionales, y sobre todo a la Romería del Rocío. En el capítulo de manifestaciones religiosas populares, no podemos olvidar la Semana Santa, de un gran valor artístico, religioso y cultural.

La naturaleza cobra especial protagonismo en un territorio como el Aljarafe-Doñana, dotado de una riqueza natural única en la provincia, por tres motivos principales, la inclusión de buena parte de su superficie en el Espacio Natural de Doñana, como ya hemos destacado; la existencia de la recuperada ribera del Guadiamar, con el Paisaje Protegido Corredor Verde del Guadiamar; y en general, el buen estado de conservación de nuestros campos. Un panorama que convierte el Aljarafe-Doñana en uno de los principales pulmones verdes de la provincia, tierra de contrastes naturales, de una gran diversidad de ecosistemas, de flora y fauna.

La comarca aporta a Doñana 18.124 hectáreas en el Parque Natural y 14.672 hectáreas en el Parque Nacional, algo que sorprende al turista que la visita por primera vez, que acaba rendido ante la fascinación de las marismas de la Doñana sevillana, el ecosistema más relevante de esta zona del espacio natural. Aznalcázar, Isla Mayor, La Puebla del Río, Pilas y Villamanrique de la Condesa, los municipios más al sur de la comarca rural Aljarafe-Doñana, conforman la extraordinaria y acogedora Doñana Sevillana.

En Aznalcázar se encuentra gran parte de la zona húmeda más importante de Europa (13.713 ha del Parque Nacional), hervidero de vida animal y vegetal que es además lugar fundamental en las rutas migratorias de infinidad de aves; punto de cría de numerosas especies amenazadas; refugio del lince ibérico, el águila imperial, el meloncillo y multitud de especies de herbívoros. Para disfrutar de zonas de observación directa, exposiciones, y audiovisuales, Aznalcázar cuenta con el Centro de Interpretación de la Naturaleza del Parque Nacional denominado José A. Valverde, conocido como “Cerrado Garrido”, situado en el límite del Parque Nacional de Doñana.

Aznalcázar es además pieza esencial en el nuevo espacio denominado Paisaje Protegido del Corredor Verde del Guadiamar, contando el Parque Botánico de Buitrago y con el Centro de Visitantes del Guadiamar, gestionado por una empresa adherida a la Carta Europea de Turismo Sostenible, donde se ofrece información, servicios turísticos, de educación ambiental y restauración.

Pilas cuenta con un corredor ecológico de 12 kilómetros de extensión, el Arroyo de Pilas, un tributario del Guadiamar incluido en el Parque Natural por tratarse de un corredor natural usado por el lince en sus desplazamientos. En el arroyo se han encontrado hasta 50 variedades de plantas y un número muy superior de animales, de los cuales sólo 42 son especies de aves. La mayor parte de su recorrido, especialmente en el tramo alto, transcurre por un bosque de galería de ribera con álamos y mimbreras.

En terrenos de marisma, pinar y cultivo, rodeada por un entorno de extrema belleza paisajísita, con hitos naturales como la Laguna de San Lázaro o la Dehesa Boyal, se asienta Villamanrique de la Condesa. La localidad manriqueña es puerta natural de Doñana y también forma parte del Corredor Verde del Guadiamar. Durante siglos, Villamanrique ha vivido en auténtica sintonía con la densa masa de espacio natural que lo circunda, confiriéndole en la actualidad un inigualable aroma a naturaleza viva. En su término, encontramos el Centro de Visitantes y Aula de la Naturaleza ‘Dehesa Boyal’, que ofrece servicios turísticos, de educación ambiental y restauración.

Vinculados al río Guadalquivir y a la marisma están los municipios de La Puebla del Río e Isla Mayor. En el término municipal de La Puebla del Río se localizan espacios naturales de extraordinaria importancia como el Paraje Natural del Brazo del Este, las Reservas Naturales Concertadas de La Dehesa de Abajo y La Cañada de los Pájaros, la Isleta y Los Olivillos.

La Dehesa de Abajo es una reserva natural concertada que acoge la mayor colonia de cigüeña blanca sobre acebuches de Europa. Cuenta con un Centro de Visitantes, que ofrece información, servicios turísticos, de educación ambiental y restauración, así como otros equipamientos de uso público (merenderos, observatorios, senderos), y sobre todo, corona este espacio una espectacular laguna que congrega una gran variedad de avifauna.

En La Puebla del Río encontramos también la Reserva Natural Concertada Cañada de los Pájaros, una antigua gravera convertida en un humedal de gran biodiversidad y riqueza, que supone un interesante atractivo como recurso natural turístico. La Cañada, además de servir de hogar para una gran variedad de avifauna acuática de Doñana, dispone de un Centro de Recuperación de Aves, y lleva a cabo la cría en cautividad de especies amenazadas. Ofrece, asimismo, servicios turísticos, de alojamiento, de educación ambiental y de restauración, siendo otras de las empresas de Doñana adheridas a la Carta Europea de Turismo Sostenible (CETS).

Los Pinares de Aznalcázar y La Puebla del Río constituyen una zona de monte mediterráneo que alberga una gran variedad de especies vegetales (pinos piñoneros, acebuches, jaras, encinas, alcornoques, monte blanco, etc.) y animales (conejos, libres, roedores, rapaces, anfibios). Este espacio natural cuenta además con varias zonas de ocio y esparcimiento dotadas para su uso recreativo, perfectamente comunicadas por carretera y desde la que parten senderos interpretativos de carácter botánico y medioambiental.

Isla Mayor, despensa de aves de Doñana, emerge, con La Puebla del Río, rodeada de la mayor extensión de arrozales de Europa. Ubicada en zonas vírgenes hasta el pasado siglo, cuando la transformación agraria construyó paisajes dominados por los cultivos del arroz, que atrajo a nuevos pobladores de toda la península, y muy especialmente del levante. Isla Mayor es un pueblo joven con el arraigo tradicional que ha conservado un espacio natural donde la avifauna encuentra su edén. Además del arrozal y espacios naturales como el Brazo de los Jerónimos, destaca en el municipio isleño la iniciativa ‘Isla de Pájaros’, que ha llevado a cabo un programa de embellecimiento de edificios en el núcleo urbano con motivos de avifauna de la zona.

El Corredor Verde del Guadiamar es uno de los espacios naturales más sobresalientes de la comarca. Cruza nuestro territorio de norte a sur, uniendo tres grandes espacios naturales protegidos, el Espacio Natural de Doñana, la Sierra Morena de Sevilla y el Parque Nacional de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche (Huelva). Afortunadamente, el Guadiamar es hoy una fuente rebosante de vida, el río de príncipes, como lo llamaran los musulmanes: Wadi-Amar.

Entre cereal y olivo discurre el Guadiamar en las tierras del Aljarafe-Doñana (Olivares, Sanlúcar la Mayor, Huévar del Aljarafe, Benacazón, Aznalcázar, Villamanrique de la Condesa) hasta adentrarse en las arenas y pinares de Doñana. En las inmediaciones del municipio de Aznalcázar, el bosque galería cobra gran fuerza, alternando más allá con marismas y cultivos de arroz. Finalmente, encauzado entre muros, abraza al Guadalquivir envuelto por una gran variedad y riqueza de flora y fauna.

En todo su trayecto hay presencia de una gran diversidad de aves, entre las que destacan el milano negro y el aguilucho cenizo. Esta diversidad es muy patente en las Reservas Naturales Concertadas de Dehesa de Abajo o La Cañada de los Pájaros. En sus más de 70 kilómetros, el carril cicloturístico del Guadiamar, también apto para pie o caballo, muestra las diferencias y la diversidad de los tramos medio y bajo del río.

En el tramo del Corredor por Aznalcázar encontramos varios equipamientos de uso público, como el Centro de Interpretación del Guadiamar, el Jardín Botánico de Buitrago o el Carril Cicloturístico, que permite conocer las diferencias y la diversidad de los tramos medio y bajo del río. Además de en bicicleta, se puede pasear por el Corredor a pie o a caballo. En Sanlúcar la Mayor encontramos la magnífica área recreativa de Las Doblas, con una pasarela que cruza el río.

La gastronomía de la comarca cuenta con un producto imprescindible, la aceituna, la misma que nuestros ancestros exportaron por primera vez a las Américas hace siglos y que hoy día se ha convertido sin duda en un aperitivo ideal para cualquier ocasión. También es de obligada degustación la gastronomía vinculada a las marismas del Guadalquivir y Doñana, con productos emblemáticos como el arroz, el pato, el cangrejo rojo o los camarones. Todo ello regado con un buen mosto, el caldo más típico de esta tierra, que ha sabido conservar su antaño fuerte tradición vitivinícola. De este variado patrimonio gastronómico, el visitante puede disfrutar en muchos sitios con encanto situados en todas nuestras localidades.

En general, la gastronomía comarcal tiene su encanto, más que en las complicaciones de sus platos, en la condimentación, que forma parte del legado musulmán y conforma una auténtica comida para los sentidos, incluida la repostería, donde mejor se ha conservado la influencia andalusí. Así, las especies empleadas por los cocineros andalusíes tienen una huella importante en la cocina de esta comarca, destacando, entre otras muchas, la canela, el azafrán, el comino, el ajonjolí, el cilantro, la nuez moscada, el tomillo o el anís. Otro de los aspectos en los que mejor se ha conservado la influencia andalusí es en la repostería, tanto de dulces fritos como de horneados, además de postres típicos como las gacha (llamadas aquí poleá) y el arroz con leche.

Info

Adresse

Aljarafe-Doñana
Callejón Marqués de Santillana, 64
41840 - Pilas
  Carte

Tfno.: 95 575 38 20

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